Imagen Titular

El Santísimo Cristo del Amor y Santa Vera-Cruz, obra de la Imaginera Sevillana Lourdes Hernández Peña, se nos presenta muerto y clavado por las muñecas en una cruz arbórea. Se puede observar perfectamente que el torso de la Imagen no está centrado en la cruz, curvándose su cuerpo hacia la derecha acentuando así la caída de la cabeza. Gran parte del sudario y su espalda latigada quedan a la vista por la parte trasera de la imagen. 
Es de tamaño natural, llegando a alcanzar una altura de 186 cm. Su rostro se nos presenta muy sereno a pesar del sufrimiento y la muerte. Su cabeza, sin corona de espinas, está apoyada totalmente sobre el pecho e inclinada sobre el lado derecho. Sus ojos a medio cerrar, y  su boca entreabierta, lo que nos permite ver los dientes tallados en marfil.
Su cabello está perfectamente esculpido, trabajado el pelo  en forma de gruesos y sinuosos mechones, divididos en el centro por una ralla para dejar el flequillo algo alborotado sobre la lacerada frente. La barba presenta idénticas labores a las de la cabellera, manando de su extremo un caudal de sangre que divide en dos el tronco.
La imagen presenta una anatomía bien trabajada y precisa, resaltando los músculos de los hombros, los bíceps, el tórax y las piernas. El abdomen muestra pliegues en la cintura y la relajación del vientre, propio de los momentos posteriores a la muerte, siendo visibles también los efectos post-mortem en las livideces de las extremidades.
Muestra en todo su cuerpo distintas contusiones y heridas provocadas por los distintos golpes y latigazos. Así pues, podemos ver hematomas, heridas inflamadas, heridas ya necrosadas por la falta de riego sanguíneo y heridas recién abiertas por donde se deja ver la sangre fresca caer. Son realmente dramáticas las descarnadas rodillas como consecuencia de las caídas en su camino hacia el monte calvario.
El sudario es de tipo cordífero, con soga natural, con abultados y complejos pliegues y recogido en el lado derecho en un nudo con forma de moña, siendo de estilo barroco, la tela deja ver toda la anatomía de una de sus caderas.
Está realizado en madera de cedro real y policromado al óleo.
En la cruz figura el “Titulus”, la tablilla en la que se solía escribir el delito por el que el reo había sido condenado. Está escrito en lengua hebrea, griega y latina.